No es por sonar como un disco rayado, pero escuchar música no es como antes. Ahora contamos con un catálogo enorme de canciones a unos clics: te conectas, reproduces y disfrutas el top 40 del momento. A menos que seas un aficionado, la manera de acceder a una biblioteca hace décadas consistía en hurgar entre casettes, discos o vinilos: algo así como un acercamiento para ver y tocar música. Como todo en la vida evoluciona, veamos cómo esta movió al mundo del formato físico al digital.

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Todo cabe en un disco sabiéndolo acomodar

A grandes rasgos, el sonido es un tipo de energía compuesta por ondas mecánicas, es decir, vibraciones. Ahora, una colección de sonidos que han sido compuestos y arreglados meticulosamente es lo que conocemos como música. Y el debate sobre qué es o no es tema de discusión para otro foro. Entonces, ¿cómo es que se logró capturar lo intangible en algo material?

Pues todo tiene un principio, allá por 1857, el fonoautógrafo fue el primer instrumento capaz de grabar la voz humana. Por supuesto, este marcó el antes en la grabación de sonido y el después del próximo desafío: la reproducción de sonido en el mismo medio. Aquí es donde el mítico personaje de Thomas Alva Edison entró en escena. Después de experimentar con distintos materiales, creó el fonógrafo de cilindro giratorio revestido en cera en el se reproducía sonido. Este tuvo cambios de forma y tamaño con el paso del tiempo hasta llegar a lo que conocemos como disco de vinilo —reproducido en un gramófono— el cual fue el método de almacenamiento de música más popular por casi un siglo. Quizás te los has topado en casa de tus abuelos o tus padres los coleccionaban, ¡aún hay fans de esos círculos negros grandes!

La revolución electromagnética

A pesar de que los vinilos facilitaron la grabación, almacenamiento y distribución, su tamaño representaba un problema que la rama del electromagnetismo resolvió de una vez y por todas.

En la década de los sesenta, llegó el cassette de audio y revolucionó la industria debido a su tamaño y portabilidad. La empresa Phillips fue la responsable de este invento, el cual en sus inicios contenía un máximo de reproducción de 45 minutos de audio por lado. 

Además, en esa época el cassette quedó como anillo al dedo en el proceso de la expansión urbana, lo que implicó mayor presencia de autos, así que los conductores podían disfrutar de un largo viaje con su música preferida de copiloto en un sistema de reproducción móvil: todo esto por la integración de los reproductores de cassette en los autos en sustitución de la radio.

Pero eso no es todo, Sony presentó en 1979 el reproductor en cassette portátil llamado “Walkman”. Por primera vez, los melómanos tenían la música en la palma de sus manos, literalmente, y podían seguir su día en compañía de un buen par de audífonos y baterías.

Melodía para las masas

Enseguida, Sony y Phillips trabajaron en equipo para darle al mundo una nueva generación de dispositivos de almacenamiento musical que combinara lo mejor de ambos mundos. Aquí es cuando el disco compacto, AKA el CD, hace su debut estelar: un formato compacto, ligero y asequible capaz de almacenar audio de alta resolución. También tenía mayor duración que los vinilos y cassettes. Y quizás a este punto te preguntes qué relación hay con la programación… bueno, la cosa es que como los CD son ópticos —en lugar de mecánicos o magnéticos— necesitan grabar y leer datos a partir de discos metálicos brillantes con ayuda de láseres, el único punto de contacto entre el CD y el reproductor de CD. A pesar del auge de los discos, esta sería la fase final en cuanto a los medios de almacenamiento que la gente podía ver y tocar.

Para esto, el audio digital es una representación de sonido grabado en o convertido a formato digital y en un sistema de audio digital, el sonido a modo de señal eléctrica analógica se convierte en una señal digital. Entonces, la programación en la música consiste en escribir códigos en un entorno textual o visual para analizar la entrada de audio o producir una salida sonora.

Gracias al Internet, la transición fue breve, ya que hoy en día, se guarda digitalmente, por lo que fue posible el intercambio de archivos con gente alrededor del mundo. Con esto conocimos al MP3 como el nuevo formato de almacenamiento estándar, ¡puedes guardar miles de canciones de formato MP3 en un USB o disco duro! La era digital se lanzó oficialmente cuando Apple reveló el iPod en el 2001. 

D de disco a digital

El MP3 aquí ya tenía gran popularidad, pero no fue hasta 1999 en que realmente despegó con el lanzamiento de Napster, cuya plataforma cimentó las bases para otras como la tienda iTunes donde el usuario puede seleccionar, comprar y reproducir música a unos cuantos clics.

A pesar de la antigüedad de algunos formatos, todos nos llevan a donde estamos ahora con el streaming. El CD marcó el principio del fin del formato físico y nuestros hábitos de consumo cambiaron con la introducción de las computadoras y los reproductores MP3: la mayoría de los melómanos eligen la música digital, ya sea como descarga o por un servicio de streaming.

Las plataformas de streaming surgieron por el 2000 como resultado del reconocimiento de algo grande por parte de los empresarios musicales: la habilidad de escuchar y descubrir música sin descargar archivos ni comprar canciones. La aparición del iPhone en 2007 impulsó la popularidad del streaming y del radio por Internet. Spotify debutó en ese tiempo y permitió que los usuarios eligieran escuchar música bajo los modelos freemium con anuncios o Premium, la suscripción mensual con reproducción ininterrumpida y sin restricciones.

Los vinilos, los CD y los MP3 te los puedes encontrar aquí y allá mientras vivimos en la era del streaming musical. Y puesto que esta se ha vuelto tan invisible, ya no es necesario guardar, comprar o escuchar directamente los archivos digitales para su reproducción en dispositivos personales. Ahora lo único que te toma para escuchar tu canción favorita es hacer clic en un botón en una de esas plataformas.

Los servicios de streaming poseen colecciones enormes alojada en servidores en todo el mundo. Al darle play a una canción, tu reproductor busca el servidor más cercano que tenga esa canción y te la pone a tu disposición de inmediato. ¡Eso de buscar canciones entre discos de plástico o adelantarle al cassette ya se terminó! Ya es posible elegir entre el amplio repertorio a toda hora y en todo momento con solo mover un dedo. 

Sonido para nuestros oídos

¿Te imaginas la vida sin ella? Y como dice el dicho de Nietzsche que “la vida sin música sería un error”. Desde la melodía de elevador hasta el ambiente que pones en tus carnitas asadas no serían igual de divertidas sin este elemento artístico omnipresente.

Como te puedes imaginar, esta disciplina tendrá influencia en el futuro y seguirá tendencias al mismo ritmo que la tecnología: más social, más computarizada, más programada y más impulsada por IA. Y está bien si eres un melómano que sigue coleccionando vinilos o cassettes, ¡el punto es que no dejes de cantar! ¿Y por qué no? Sigue aprendiendo más de la programación detrás de tus beats favoritos y más con una clase prueba de BYJU’S Futureschool, ¡gratis como tu freemium de Spotify! Diviértete escuchando. 🙂


Traducción: Evelyn Meza

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