Daniela, 10 años

Lo primero que destaca de Daniela es su risa contagiosa. Aunque en apariencia es tímida, la compañía de su perico “Pollito” le da confianza, y su amor por la programación, toda la seguridad necesaria en que puede crear cuanto haya en su imaginación.

Desde antes de tomar clases en BYJU’s FutureSchool, la familia sabía que ella se entendía con las computadoras, por eso sus papás decidieron darle la oportunidad de aprender algo más, convencidos de que para una formación integral, es importante identificar qué les gusta y apasiona a sus hijas, para que desarrollen todo su potencial, más allá del salón de clases y las calificaciones.

Ahora, Daniela encontró un espacio en el que está, en sus propias palabras, desarrollando una mentalidad para aprender y resolver cosas difíciles. A sus 10 años, se está dando cuenta de todo lo que podrá inventar, de cómo podrá mejorar las cosas que le gustan, compartir con sus amigos y su familia, diseñar su propio entorno.

Quiere desarrollar aplicaciones de música, porque es uno de sus grandes gustos. ¡Y un juego de parkour! Para compartir con sus amigos, porque ellos también la apoyan todo el tiempo, le dan ideas e imaginan cosas juntos que ella hará realidad.  

Entre otras cosas, está descubriendo que aprender puede ser muy divertido, que puede reír durante las clases, ser cómplice de su maestra para encontrar las respuestas y soluciones. Está experimentando desde ahora con todo lo que le gusta, para en el futuro saber a qué se quiere dedicar. 

La familia de Daniela está convencida de que tienen que dedicar tiempo a encontrar lo que disfrutan y entonces mejorar, robustecer, aprender. Desde ya, ella está descubriendo sus pasiones y desarrollando sus talentos. Incluso, fortalece su personalidad, al comunicarse y expresarse a través de la tecnología, siendo una joven creadora, no sólo consumidora.

Su mamá dice que están agradecidos de haber encontrado en BYJU’s FutureSchool una actividad que la motiva y a partir de la cual ve un aprendizaje diferente, sólido, profundo. 

¡Pero el agradecimiento es totalmente nuestro! Porque los papás de Daniela confiaron en nosotros, porque ella pone todos los días su imaginación y entusiasmo para aprender más, porque nunca detiene su imaginación. Porque nos ha dejado conocer a Pollito, ¡el primer perico que estudia programación en México!

Leo, 17 años

“El Elon Musk mexicano”, así se ve Leo en unos años. Un chico que a sus 17 ha luchado por encontrar su espacio y una educación que realmente cumpla con su forma de aprender.

Diagnosticado con una inteligencia superior, la escuela representó siempre un reto en ambas vías. Porque la educación tradicional no está lista para atender a cada niño en sus particularidades. Porque Leo tiene una forma de aprender única.

La pandemia vino a complicarlo todo, porque las soluciones repentinas de clases en línea no permitieron la adaptación de alumnos que requerían una atención más dedicada. 

Roblox fue el primer lazo que la familia encontró para que Leo empezara a aprender programación. Muy pronto, él mismo se dio cuenta de que se trataba de mucho más que jugar mejor, más que construir dentro de ese mundo. Se trata de entender qué hay detrás de un juego, de una página web, de una aplicación. Y a partir de ello crear, todo lo que quepa en su imaginación.

Se describe a sí mismo como un chico introvertido, pero que encuentra en los retos y la posibilidad de aprender e inventar, una forma de expresarse y de incidir en su entorno. Es, al mismo tiempo, un joven supremamente observador y lleno de inquietudes, que se dejan ver cuando habla de todos los proyectos que le gustaría realizar. 

Desde que habla de su animal favorito: el ajolote, y todo lo que la tecnología le puede permitir desarrollar para su cuidado, conservación, consciencia de su importancia en el ecosistema. Porque no valoramos a una especie única de nuestro país y Leo quiere cuidar. Hasta una especie de frustración por todo el potencial desaprovechado en México. Él quiere crear toda una industria nacional, en diseño y fabricación de autos, en exploración, incluso en viajes al espacio. 

Luz, su mamá, lo mira con el orgullo de saber que, aunque no la ha tenido fácil, Leo no se va a rendir y va a llegar muy lejos. Agradece haber encontrado BYJU’s FutureSchool, un lugar donde, en sus propias palabras, se abrieron las puertas que la educación formal había cerrado. 

Familias como ellos son nuestra viva evidencia y máximo compromiso por ser agentes de cambio en el futuro de México, nuestras niñas, niños y jóvenes. 

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